HACER UN VIAJE
En un viaje puedes tomar perspectiva de lo bueno y lo malo. Implica salir de tu zona de confort, dejar algo atrás, pasar página.
Es un paréntesis en el día a día que te ayuda a volver renovado. Si además es un viaje que te ayuda a fluir y conectar contigo mismo o con el entorno, puedes potenciar las sensaciones emocionales positivas.
Un buen complemento puede ser una experiencia en grupo, que suma lo que otras personas te pueden aportar.
Un buen ejemplo puede ser hacer un curso de buceo.
Si eres religioso, un tipo de convivencia puede ayudarte además a conectar con tu parte espiritual.
Además, si al viaje le añades algún objetivo o componente de superación, la experiencia puede ser aún más gratificante.
