HACER UN VIAJE

En un viaje puedes tomar perspectiva de lo bueno y lo malo. Implica salir de tu zona de confort, dejar algo atrás, pasar página. 

 

Es un paréntesis en el día a día que te ayuda a volver renovado. Si además es un viaje que te ayuda a fluir y conectar contigo mismo o con el entorno, puedes potenciar las sensaciones emocionales positivas. 

 

Un buen complemento puede ser una experiencia en grupo, que suma lo que otras personas te pueden aportar.

Un buen ejemplo puede ser hacer un curso de buceo.

Si eres religioso, un tipo de convivencia puede ayudarte además a conectar con tu parte espiritual. 

 

Además, si al viaje le añades algún objetivo o componente de superación, la experiencia puede ser aún más gratificante. 

Hacer un viaje

¿Quieres explorar otras actividades para trabajar la felicidad?

Vuelve a la página de actividades y selecciona el contenido que más te interese.

Explora

Otros Contenidos

Hacer deporte

La práctica de cualquier deporte tiene un componente de reto y consecución de objetivos que supone una motivación y una manera de superarse a uno mismo. Pero recuerda que el reto principal del deporte es hacerlo.

Conversar con alguien

La clave es que sea una conversación de tú a tú, con una persona que consideres que está en tu mismo nivel, y con la que puedas sientas libre de poder opinar sin sentirte intimidado o condicionado.
Debes tener la voluntad de aportar y de que te aporten, de manera abierta.

Actividades triviales

Realizar actividades triviales (como ordenar, barrer, la jardinería…) es una buena forma de hacer algo que te ayude a desconectar de posibles preocupaciones y no pensar, mientras te concentras en la actividad que estás desarrollando.

Apuntarte a un grupo

Abrir tu círculo de amigos e interactuar con gente nueva que te aporte cosas diferentes, puede enriquecerte emocionalmente.
Apuntarte a un grupo con intereses comunes te aportará frescura y dinamismo, hará que descubras cosas nuevas y potenciará que seas más abierto y proactivo.