DEPRESIÓN
Un trastorno del estado anímico
¿Qué es la depresión?
La depresión es un trastorno emocional que afecta sobre todo a la esfera afectiva. Se caracteriza por sentimientos de tristeza profunda y prolongada, frustración, apatía, o irritabilidad, entre otros, interfiriendo en la realización de actividades cotidianas. No debe confundirse con un sentimiento de tristeza pasajera, que todos podemos tener en algún momento y que suele desaparecer en poco tiempo.
Puede afectar a cualquier persona, aunque existen particularidades según la edad de quien la padece o los factores que han podido causarla. La depresión es uno de los problemas de salud más serios y comunes en la actualidad.
Existen diversos tipos de trastornos asociado a la depresión. Para un correcto diagnóstico, es fundamental acudir a un profesional.

Causas de la depresión
No existe una única causa de la depresión, sino que es el resultado de una combinación de factores genéticos, bioquímicos y psicológicos.
El estado emocional está directamente conectado con el estado de salud, por lo que este trastorno puede ser un síntoma químico de un bloqueo o déficit, cuando existe algo que hay que limpiar o restituir.
Por lo tanto, es importante considerar que la depresión puede ser un signo que indica que debemos restituir algún órgano o sistema específico del cuerpo en su correcto funcionamiento, más allá de las causas psicológicas.
Alguno de estos bloqueos que pueden interferir en el estado anímico pueden ser la mala circulación de la sangre, problemas de tiroides, hormonales…
Algunas investigaciones indican precisamente que existen cambios hormonales y alteraciones en los neurotransmisores cerebrales que pueden estar relacionados con la depresión. Además, este trastorno puede ser hereditario, ya que parece existir un componente genético que interviene en su origen, pudiendo potenciarse por un ambiente inestable en el hogar.
Los factores psicológicos son los más obvios. Sufrir un episodio traumático o una situación estresante puede provocar un episodio de depresión.
Existen algunos factores de riesgo que parecen aumentar la probabilidad de que se desencadene la depresión. Entre ellos podemos destacar: estrés emocional, circunstancias adversas de la vida, enfermedades físicas o mentales, ciertos rasgos de la personalidad, abuso de alcohol o drogas, aislamiento social, etc.
Principales síntomas o manifestaciones
Los síntomas son variados, y afectan en general a cómo se siente, piensa y se comporta la persona deprimida. Algunos de los síntomas más frecuentes son:
- Sentimientos de tristeza, ansiedad, vacío, desesperanza, impotencia, pesimismo…
- Irritabilidad, frustración, arrebatos de ira
- Pérdida de interés en actividades habituales, incluso en las relaciones sexuales
- Dificultad para concentrarse, tomar decisiones y recordar cosas
- Alteraciones del sueño, cansancio o falta de energía
- Cambio de peso y pérdida o aumento del apetito
- Dolores físicos sin causa aparente
- Aislamiento social
- Pensamientos de muerte o suicidio

¿Qué puedo hacer para mejorar?
El primer paso es reconocer que existe un problema. El compromiso personal es imprescindible, pero también la comprensión y el cariño del entorno puede ser fundamental para lograr la rehabilitación. Ante una sospecha de depresión, es muy importante pedir ayuda, contarle a alguien de confianza cómo te sientes y buscar apoyo profesional.
Si existe algún desencadenante concreto que ha causado el trastorno emocional, lo ideal es intentar solucionarlo, superarlo o revertirlo. Recuerda que la depresión puede estar relacionada con algún bloqueo o déficit del organismo, que se manifiesta en el estado anímico. Intenta identificar si existe algún órgano o sistema que necesita ser restituido para mejorar tu estado de salud, lo que influirá directamente en tu bienestar emocional. El consejo médico puede ser clave para identificar este tipo de causas.
Existen algunas plantas y suplementos naturales que pueden contribuir a la buena salud psicológica y emocional, aunque nunca deben reemplazar el tratamiento médico en depresiones diagnosticadas. Estas opciones pueden reducir la ansiedad y el estrés, ayudarnos a descansar mejor, o mejorar nuestro estado de ánimo. Algunos ejemplos son: valeriana, melatonina, triptófano, vitaminas del grupo B, hipérico (hierba de San Juan) y rhodiola.
Además de seguir un tratamiento recomendado por un profesional, existen algunas pautas o consejos que pueden ser útiles para afrontar esta enfermedad:
- Gestiona el estrés, intenta no sentirte presionado y practica actividades con las que solías disfrutar
- Habla y desahógate con personas de confianza, y pide ayuda profesional para buscar el tratamiento más adecuado
- Practica la meditación, ya que reduce la ansiedad y el estrés y mejora la salud emocional, aumentando la felicidad
- Realiza ejercicio físico regularmente, ya que mejora el estado de ánimo y aumenta la calidad de vida
- Sigue una dieta variada y equilibrada
- Intenta mantener una hora regular para acostarte y levantarte. Una buena calidad del sueño es fundamental para nuestra salud
- Aplaza decisiones importantes
- Sé sincero contigo y con los demás y piensa en positivo, manteniendo la esperanza y planteando objetivos realistas
- Intenta relacionarte con tus amigos y familiares y no te encierres en ti mismo
- No abuses del alcohol, drogas, tabaco… ya que pueden agravar tus síntomas
Tratamiento
Para abordar este desorden emocional, es muy probable que se necesite algún tipo de tratamiento médico que favorezca la recuperación.
La ayuda profesional es fundamental para elegir el tratamiento más adecuado según los síntomas, gravedad y circunstancias de la persona que sufre depresión. Habitualmente se trata con psicoterapia, medicamentos o ambos.
- Psicoterapia. Las terapias basadas en el diálogo con un profesional de salud mental, son muy efectivas en depresiones menos graves, y pueden ser combinadas en tratamientos más complejos con medicación antidepresiva. Según las necesidades del paciente, el psicoterapeuta considerará las necesidades específicas de las sesiones. La psicoterapia cognitivo-conductual ayuda a cambiar ciertos hábitos y plantea nuevas formas de pensar y comportarse, mientras que la interpersonal ayuda a entender y resolver relaciones personales problemáticas.
- Medicamentos. Los antidepresivos se usan con bastante frecuencia para mejorar determinados síntomas asociados a la depresión. Estos medicamentos ayudan a normalizar los neurotransmisores del cerebro, que participan en la regulación de los estados de ánimo. Es fundamental la supervisión médica durante este tipo de tratamiento, por lo que estos fármacos deben ser prescritos por un médico de cabecera o psiquiatra. Debe prestarse atención a las dosis recomendadas, la duración del tratamiento, y los posibles efectos secundarios.
- Terapia electroconvulsiva. Se trata de una técnica controvertida que se utiliza en casos en los que los medicamentos están contraindicados o no son efectivos, o si existen otros riesgos graves asociados a la enfermedad. Consiste en provocar una crisis comicial generalizada mediante una estimulación eléctrica del sistema nervioso central.

Páginas recomendadas
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