PROBIÓTICOS

Microorganismos vivos beneficiosos para la salud

¿Qué son y para qué se usan los probióticos?

Los probióticos son microorganismos vivos que mantienen o mejoran la microbiota normal de nuestro cuerpo. Contribuyen al equilibrio de las bacterias benignas del organismo, con grandes beneficios para la salud en cantidades adecuadas, combatiendo el daño de patógenos y ayudando en determinados procesos.

La microbiota es el conjunto de bacterias que colonizan la piel y las mucosas y que ayudan al buen funcionamiento de nuestro organismo, con un papel esencial en nuestra vida. Podemos encontrar estos microorganismos en la superficie epidérmica, en el sistema digestivo y en la flora vaginal.

Según la Organización Mundial de la Salud, los probióticos “tienen el propósito de equilibrar o controlar todas las funciones en la flora intestinal”. Muchas enfermedades comunes tienen origen precisamente en la flora intestinal.

Los probióticos se encuentran en algunos alimentos y también en complementos alimenticios y medicamentos.

Probióticos

Propiedades de los probióticos

En situaciones de desequilibrio de la microbiota, los probióticos han demostrado ser eficaces reforzando las defensas el organismo y mejorando problemas que afectan al sistema digestivo, urinario, inmunitario y al bienestar íntimo de la mujer. También se recomiendan en situaciones de estrés o en caso de tratamiento con antibióticos

Los beneficios de estos microorganismos para la salud requieren un consumo regular en dosis adecuadas, que se mantengan vivos durante la digestión, y dependen de la cepa que se escoja y su idoneidad para tratar distintas patologías.

La ingesta de probióticos es recomendable tanto en personas con alguna patología como en individuos sanos, para mejorar el sistema inmune o equilibrar el sistema intestinal ante procesos digestivos anómalos, por ejemplo.

Alguno de los beneficios de los probióticos para el organismo son: regulan el tránsito intestinal y protegen frente a infecciones intestinales, mejoran los síntomas en cuadros gripales o de malestar general al aumentar las defensas, ayudan a regular los niveles de colesterol, contribuyen a una buena salud bucodental, ayudan en la formación de nutrientes y vitaminas, elevan el estado emocional, etc.

Aplicaciones clínicas

Estas son algunas de las aplicaciones clínicas más relevantes con sólida evidencia científica, recogidas en la guía práctica para el uso de probióticos y prebióticos elaborada por la Organización Mundial de Gastroenterología (WGO, 2017):

  • Tratamiento y prevención de diarrea
  • Alergia. Prevención de dermatitis atópica
  • Tratamiento de encefalopatía hepática
  • Inmunomodulación. Reforzar la respuesta inmunitaria
  • Tratamiento de enfermedades inflamatorias intestinales (pouchitis, colitis ulcerosa y enfermedad de Crohn)
  • Alivio de los síntomas del síndrome de intestino irritable
  • Mejora de la digestión en intolerancias a la lactosa
  • Reduce el riesgo de enterocolitis necrotizante en prematuros
  • Tratamiento de infecciones vaginales y del tracto urinario
Probióticos

Alimentos probióticos más comunes

Los probióticos naturales están presentes en numerosos alimentos, sobre todo fermentados (tanto leches como vegetales), aunque también se pueden consumir en suplementos alimenticios o medicamentos. Al tratarse de microorganismos vivos, debemos prestar atención a las recomendaciones de conservación, ya que en algunos casos necesitan refrigeración.

La ingesta continuada es beneficiosa para la salud y no presenta efectos adversos (aunque las personas inmunodeprimidas o con patologías de riesgo deben consultar siempre con su médico), y se aconseja que siempre se combine con un estilo de vida saludable, siguiendo una dieta variada y equilibrada y practicando ejercicio regularmente. 

Algunos alimentos probióticos naturales para incluir en tu dieta son:

  • Yogur. Es el probiótico más conocido y consumido. Debe ser natural y sin pasteurizar. Además, las leches de cabra y oveja son más ricas en probióticos que la de vaca.
  • Kéfir. Parecido al yogur, es también un lácteo fermentado, pero con más variedad de microorganismos y menos lactosa.
  • Kombucha. Es una bebida elaborada a base de té fermentado, originaria de Asia y de tradición milenaria, que se ha puesto muy de moda en los últimos años.
  • Chucrut. Se trata de una col fermentada, típica de países del centro de Europa, con sabor ácido e intenso.
  • Kimchi. Col china fermentada, plato típico de Corea. Su sabor es picante por el ajo y el pimiento que se le añade.
  • Miso. Ingrediente fundamental en la cocina japonesa, derivado de la soja, que se usa como condimento.
  • Tempeh. Procede de la fermentación de la soja, con origen en Indonesia.
  • Microalgas. Una interesante alternativa cada vez más presente en todo el mundo.
  • Aceitunas y encurtidos. En estos alimentos se desarrollan microorganismos por el proceso de fermentación.
  • Queso. Siempre que sea elaborado con leche sin pasteurizar.

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